Celestino J. Vinagre
Martes, 8 de agosto 2023, 15:35
Agustina Moruno y su grupo de vecinas (Toni, Beni...) tienen un remedio tan sencillo como habitual para combatir las sofocantes jornadas veraniegas extremeñas. Se llama tomar el fresco y para eso solo se necesitan ganas y sillas. En Extremadura, cuando se pone el sol y la noche empieza a dominar, las personas que viven en las zonas rurales salen de sus viviendas y ocupan las aceras, es el momento en el que el aire tórrido del día se torna ahora agradable.
Se trata de un cónclave ciudadano para, en el fondo, sociabilizar... y respirar mejor. Estamos en la calle Cruz de Puebla de la Calzada, un pueblo de Badajoz de 5.800 vecinos en las Vegas del Guadiana. «No salimos a la puerta antes de las diez de la noche a tomar el fresco porque no se puede. Esto se ha hecho así de toda la vida y está muy bien. Muchas veces nos vamos a dormir a la una de la madrugada, cuando medio se empieza a estar bien», relata Agustina.
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