
Rubén Molano
Jueves, 27 de abril 2017, 11:17
Imaginemos a una chavala cualquiera delante del ordenador con la pestaña de Twitter abierta. Estará enalteciendo cosas variadas: el último concierto de su grupo favorito, la película que están poniendo ahora en Antena 3 Ahora vamos a imaginar, en otro lado, a un señor con bigote delante de otro ordenador. Camisa azul con rayas blanca o camisa blanca con rayas azules. Pelo corto y alianza. Alfombrilla para el ratón con el logotipo de la Audiencia Nacional y la justicia por bandera.
Antes de seguir, voy a explicar un par de premisas para no tener problemas a posteriori. Hay una regla básica en esto del noble arte de escribir que dice que todo aquello que vaya entre comillas ( ) se considera una cita textual de otra persona. Si no especifico nada, esas citas serán de un amigo. Pongo un amigo entre comillas porque así es como se definía él:
-¿Quién eres?- le pregunté.
-Un amigo- me dijo.
Aclaro esto, no vaya a ser que los señores de la Audiencia Nacional lean esto y se piensen lo que no debieran. No les vayamos a quitar tiempo en sus quehaceres diarios y vayan a tener que preocuparse de lo que dice un chaval de 21 años en su columna en este periódico. Me curo en salud.
Como iba diciendo, ese chica del principio pone algo en Twitter y se activan las alarmas. Todas las investigaciones se paran: la del presidente de Murcia, el caso Taula e incluso lo de las Coca Colas de Espinar. Hay cosas más importantes, hay una chavala twitteando. Ha dicho algo del dictador Carrero Blanco (lo de dictador lo dijo mi amigo, creo).
Se pone en marcha el operativo: cuatro patrullas de la Guardia Civil, dos equipos de artificieros, un carro de combate y Torrente. Hay que pararle los dedos, esto ya es libertinaje. Una vez preparados, salen en procesión (lo de procesión también lo dijo él, no se me vaya a ofender nadie) y detienen a la peligrosa y mortífera twittera. Caso cerrado. España ya es un país seguro. Salgamos a la calle que ya nadie nos va a enaltecer nada a la cara.
Los tiempos cambian. Ahora hay que saber que un chiste sobre Carrero Blanco puede rebotar y explotarte en la cara. No era ese el verbo que quería usar. No está entre comillas pero bueno, podemos decir que eso lo dijo mi amigo. Pero, como decía, hay que cuidarse de lo que se dice en las redes sociales. Twitter es la nueva ETA y la justicia española lo sabe.
10 juicios en los últimos tres meses por temas como estos. Raperos y cantantes incluidos. Como los señores de la Audiencia Nacional se den una vuelta por el ViñaRock la ocupación de las cárceles iba a superar el cien por cien de su capacidad. Me imagino también a estos jueces pasándose por el Concurso de Monólogos que hacen Juanje y compañía aquí en el pueblo:
-Ha dicho no sé que de matar.
-Sí, pero lo ha dicho sin reírse.
-En ese caso no hay delito.
Esta es la justicia de nuestro país. Así son las leyes. ¡Muera la inteligencia, viva la mordaza! Mete a los payasos en la cárcel y evita problemas. Acalla las risas, que reine el silencio. Y que la gente siga votando cada cuatro años. Cualquier atisbo de democracia entre elecciones debe ser rápidamente aplastada. Que nadie piense por sí mismo, por favor. Que cuando enciendas la televisión, siempre veas lo mismo .¡No es casualidad!, que diría aquel.
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