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Paco Molina en una intervención
"De nada sirve un rescatador que debe ser rescatado"

"De nada sirve un rescatador que debe ser rescatado"

El jefe del parque de bomberos de Puebla de la Calzada cuenta su experiencia tras acumular más 25 años en esta labor, casi todos, en la localidad

Belén Fernández

Jueves, 21 de abril 2016, 10:52

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Paco Molina es el jefe de bomberos del parque de Puebla de la Calzada. Tiene 48 años, es de Pueblonuevo del Guadiana, está casado y tiene tres hijas. En lo que lleva de experiencia ha visto multitud de casos que, para bien o para mal, le han servido para aprender y para valorar más la vida. Tiene una gran inquietud que es valorar continuamente los posibles riesgos a los que está expuesta la ciudadanía. Fue cabo segundo de la marinería de Ferrol hasta que decidió probar suerte en el mundo de salvar vidas y apagar fuegos.

¿Cuántos años lleva con la labor de bombero y en qué municipios ha trabajado?

Llevo 26 años como bombero y 25 en Puebla de la Calzada. Entré en Azuaga y me vine al año a Puebla. En el 2000 superé la prueba para cabo y ahora mismo tengo la interinidad de jefatura de aquí del parque de Puebla, porque la plaza aún no ha salido a concurso. Como jefe acumulo unos cuatro años de experiencia en dos intervalos diferentes. Cuando nació mi tercera hija lo dejé para dedicarme más a ella y, con el tiempo, he vuelto.

¿Qué le empujó a decantarse por esta labor?

Primero por trabajo. Físicamente estaba muy bien. Salí de la mili, había plazas de bomberos, me presenté y las aprobé. La vocación me vino después, una vez que empecé a conocer y sentir que realmente era una profesión bonita. Seguramente haya muchos bomberos que empiezan por vocación, pero no fue mi caso. Yo buscaba un trabajo. Los uniformes me han gustado siempre, estuve a punto de quedarme en la mili, pero salió la plaza y decidí probar.

¿Cómo se preparó?

Los tiempos han cambiado, antes no era tan duro. Cuando me presenté había tres bomberos de servicio en este parque. Entré en una época con mucha suerte, porque había una necesidad importante. Solamente tuve que pasar unas pruebas de conducción y físicas, y fue la primera vez que exigieron natación. Con el tiempo se han venido endureciendo y han ido metiendo parte teórica. A los tres años de entrar renovaron el contrato y, entonces sí, me hicieron un examen.

¿Con cuántos bomberos cuenta el parque? ¿Cuál es el funcionamiento interno?

Somos 21. Tenemos tres turnos con tres bomberos y dos con cuatro, aunque ahora mismo hay gente de baja. Peleamos para que haya una salida con mínimo tres bomberos. En mi primer año aquí llegué a hacer una salida solo, fíjate si han cambiado los tiempos. Ahora se hacen jornadas de 24 horas. Lo normal es un día de servicio y cuatro libres, ese es el gran aliciente que tiene el bombero, aunque los jefes de parque tenemos de 8 a 15 de lunes a viernes.

¿Cuáles son las salidas más comunes que realizan?

En 2015 hicimos un total de 301 salidas. 127 fueron para apagar fuegos de pastos y rastrojos; intervinimos en 33 incendios de viviendas e industrias. Accidentes de tráfico tuvimos 16. Sobre rescates y salvamentos actuamos en 15 ocasiones. Este año vamos por el mismo camino. Tenemos muchas salidas, solo estamos detrás de parques importantes, como Mérida y Don Benito, y casi a la par que Zafra. Somos el cuarto o el quinto parque que más salidas tiene. Si no tenemos salidas, hacemos prácticas, como por ejemplo de rescate en pozos, accidentes de tráfico, inundaciones, humo...

¿Tienen más salidas urbanas o rurales?

Destacan las rurales, porque son casi la mitad. Estas salidas son sobre todo de verano. Cuando hablamos de salidas al campo tenemos dos tipos: las de pastos y rastrojos y las forestales.

¿Cuál es el día a día de un bombero?

Entramos a las 8.00, nos contamos los chismes si se ha dado salida durante la guardia y echamos un café. A las ocho y media tenemos una norma no escrita que es revisar todo el material. La gente suele salir, hace la compra y hacemos prácticas. Siempre hay algo que hacer hasta la una o así. Al mismo tiempo que se sale a comprar, se practica para conducir. Si no se hacen prácticas aprovechamos para lavar los camiones, la manguera La mañana siempre estamos activos. A las 13.00 o así nos ponemos a hacer la comida, que creo que es uno de los mejores momentos. Aquí hay cocineros buenísimos, te lo digo de verdad. Me dan ganas de hacer un libro con las recetas de los bomberos. Por la tarde se suelen dedicar al gimnasio o a leer. Esto y una casa es lo mismo, solo que en una salida, puedes jugarte la vida.

¿De qué forma se entrenan?

Cada uno tiene su plan de entrenamiento. Ahora mismo, como se prevén que van a salir plazas y aquí hay chavales que están en interinidad, están a tope. Estudian y entrenan incluso con entrenadores personales porque se están jugando su futuro. Les gusta mucho el hierro, y pasan horas en el gimnasio.

¿El mejor y el peor recuerdo de su experiencia?

Lo mejor del parque de bomberos es el ratito de hacer la comida, es insuperable (ríe). De lo único que se siente el bombero seguro de verdad es de cuando ha hecho su trabajo y alguien ha sentido el beneficio. Aquí ha llegado mucha gente queriéndonos dar dinero y no lo hemos consentido, así que traen un jamón o lo que sea porque han quedado satisfechos. Otras veces, me he tragado sofocones. Tengo un recuerdo de una vez que creo que fue el momento en el que más me he esforzado de mi carrera profesional y sin embargo el chaval, que lo rescatamos del Guadiana, murió. Uno de los buenos recuerdos que preservo fue de un incendio que hubo en una fábrica de Villafranco del Guadiana, fue tremendo, yo era un chavalito y el jefe de bomberos de Badajoz me felicitó.

¿Ha perdido alguna vez los nervios?

Tengo que decirte que no. He salido nerviosísimo, pero siempre que he llegado al sitio he tenido suerte de volverme fuerte y he sabido qué hacer en cada momento. He visto cosas desagradables pero siempre he sabido mantener la compostura. El momento previo a llegar hay veces que lo he pasado fatal, he llegado vomitar de camino al camión solo porque se me ha cortado hasta la digestión. No es por lo que me vaya a encontrar, sino porque no sé cómo está aquello ni de lo que voy a disponer. Por eso ha surgido lo del CORRE, para tener controlado todo aquello con lo que podemos contar.

¿Ha vivido situaciones extremas?

Las tengo muy presentes. En un fuego en una fábrica de pienso de la Garrovilla salió la gente corriendo, porque aquello se puso muy feo y me tiraron de la chaqueta pero les dije que no me movía y me quedé allí. El fuego se reavivó porque una máquina le metió aire y se expandió. Una fábrica de pienso tiene el peligro del polvo en suspensión, que son moléculas que si arden puede haber explosión. Los compañeros tiraron de mí porque yo estaba apagando desde un alto, pero en ese momento me sentía seguro porque tenía agua a punta de lanza. Cuando salí, me dijeron que estaba como un cencerro (ríe).

¿Está valorada la tarea del bombero?

Comparado con un futbolista no (ríe). Se nos empieza a valorar poco a poco porque empezamos a dar más imagen y la gente lo comprende. Esto del CORRE creo que también va a ser un empuje más.

¿Algún consejo para los jóvenes que quieran iniciarse?

El que quiera ser bombero, que empiece con humildad. Que entienda que la teoría es una cosa y la práctica otra. Es un puesto de trabaj precioso y tiene que entender que una vez que aprueba no se acaba de aprender, sino que se empieza. Requiere paciencia y deben dejarse guiar. Yo les diría lo mismo que me dijeron a mí: que su vida es la primera que tienen que tener en mente, no por egoísmo sino porque de nada vale un rescatador que tiene que ser rescatado. Tenemos que trabajar con seguridad para que la otra persona sea rescatada con garantías y cuanto antes mejor. No vale ser un loco. Hay que pensar e ir seguro.

¿Qué beneficios presenta CORRE?

Que los bomberos lleguemos al lugar del incidente lo más preparado posible, conociendo los riesgos que se concentran en el lugar de emergencia, reducir el tiempo de respuesta e incrementar la seguridad del ciudadano. A través de la colaboración de la gente podremos anticiparnos a situaciones inesperadas.

¿Cómo se va a realizar esto?

Con un tríptico a particulares y una carta para las empresas. Las cartas ya se están entregando y los trípticos imprimiendo. A través de ahí se informarán de qué es, qué ganamos y los datos de interés tanto materiales de riesgo como humanos. Debemos saber si en una vivienda habita una persona con cualquier tipo de discapacidad ya sea física o sensorial. No se trata de decir las bombonas que tienen, con eso ya contamos porque es algo que tenemos todos. Por nuestra parte revisaremos calle por calle y realizaremos nuestras fichas técnicas. Con respecto a cualquier inquietud que tenga un vecino, que no dude en llamar.

¿Que diría a la gente que piensa que los bomberos solo apagan fuegos?

Le respondería con la frase esa que dicen: «Tienes cosas de bomberos». Tenemos que saber de electricidad, de fontanería, de cerraduras, conocimientos de presión, de temperatura, cambios de presión en la bomba dependiendo del piso en el que trabajes... La gente no se lo imagina. En décimas de segundo buscamos la solución a algo que simplemente por el hecho de ser bomberos ya se nos presupone saber.

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