Manuel García
Lunes, 21 de agosto 2023, 11:06
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Érase una vez una pequeña localidad de las Vegas Bajas donde un humilde grupo de irreductibles soñadoras armadas con un balón y un arsenal de pasión pusieron en el mapa a Extremadura en un país en el que el fútbol femenino transitaba por una etapa embrionaria.
A finales del siglo XX y principios del XXl, el Irex Puebla desafió la hegemonía de clubes como el Levante, el Espanyol o el Athletic de Bilbao, como hiciera la Galia con el Imperio Romano. Hasta tal punto alcanzó su pujanza y rebeldía, que se sentaron en el trono nacional en el 2000 levantando el cetro de la Superliga (además de dos subcampeonatos). Aquel título no estuvo exento de épica, porque vencieron en la final al Torrejón tras forzar los penaltis en el minuto 124. Lourdes Díaz cabeceaba un córner e igualaba el tanto marcado por las madrileñas. Era la consagración de un equipo de leyenda, que ya había sido reconocido con el premio 'Extremeños del Deporte de 1997' y 'Extremeños de HOY' en su 21 edición en 1999.
En sus orígenes, se trataba de un proyecto que aspiraba a que el balompié calara entre las chicas del pueblo. Varios vecinos se pusieron manos a la obra para dotar a las poblanchinas de un equipo. Entre nombres como el de Juan Blas Trejo o José Luis Martínez, presidentes en distintas épocas, también aparece el de José Antonio Díaz, hermano de quien sería una de las estrellas más rutilantes de su firmamento, Lourdes Díaz.
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