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Grupo de jóvenes durante las pasadas fiestas tomándose una fotografía.
'Qué millennial se ha vuelto el pueblo'

'Qué millennial se ha vuelto el pueblo'

Chechu Carrillo, una de nuestras habituales colaboradoras, nos ha contado su particular e interesante punto de vista, a cerca de cómo está cambiando todo en su 'Pueblita' natal. Los tiempos cambian, y la gente con ellos.

Rubén Molano

Viernes, 13 de octubre 2017, 11:14

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Que para quien no lo sepa, millenial es la forma de vida de nuestros jóvenes hoy en día. Es como la edad del pavo pero con smartphone, Instagram y un poquito de tontería que nunca viene mal. Me pide Rubén que os hable de cosas del pueblito, pero es que yo casi que solo vuelvo en verano, y claro una es observadora aunque tenga una macedonia de deficiencias visuales en los ojos. Que luego mi madre dirá que no he parado en casa (y es verdad) pero madre, es que el pueblo tiene tela.

El pueblito tira palante y eso mola, porque se moderniza, pero se echan de menos cosas y creo que es mi misión explicárselas a los millenials de nuestra comunidad.

Esa época en la que, al salir de misa (porque todos íbamos a misa, ya fuera bajo amenaza de no hacer la comunión o para hacer nuestra salida dominical), se hacían COLAS para entrar a comprar chuches en Marael (o Rafaela), que parecía que tenías que haber pedido cita previa en el Ayuntamiento porque si no llegaba el lunes y tu sin una triste brea que llevarte a la boca. Esa aglomeración, ese ya no quedan Jumpers de ketchup niña, solo grefusitos, ese Antonio haciendo de portero, el terror de la delincuencia juvenil. Ahora no, ahora también está Mauro y eso descongestiona, compras tranquilamente, sin compartir tu espacio vital con 3 personas más, parandote a pensar si gominola con o sin azúcar, se ha perdido la emoción, con Los Juegos del Hambre que era todo.

Ya hacemos de todo en el pueblito, tenemos hasta un grupo de influencers, esas personas que se apuntan las primeras a la Carrera Nocturna y llevan mallas-leggins exclusivas porque también llegaron las primeras al Decathlon. Influencers para el que no lo sepa, es la viva imagen de Donde va Vicente va toda la gente, Culo veo culo quiero y una más que probable respuesta afirmativa a ¿Si Jaimito se tira de un puente tu también vas y lo haces?. Jaimito quizás fue el primer influencer de España, pero eso es otro debate.

El día que llegué y descubrí que en donde antes estaba la aseguradora del puente rojo (si quier salir aqui que me pague), ahora hay un señor salón de juegos cuyo nombre fue extraído de horas y horas y horas de fórum debate profundo sobre branding, El Sitio. Y pa qué más, cada vez que he pasado este verano estaba la terracita llena, ¿será por los aperitivos? ¿ será por Paquito?, otro día os hablaré de Paquito Torres, camarero estrella de las Vegas Bajas y un artista de persona.

Pero centrémonos, mi abuelo se sentaba con sus pandilla jubileta en los bancos de detrás de la gasolinera del parque, y se tomaban sus carajillos en un bar chico que había al lado, a ver como le explico yo ahora que han vuelto a montar un bar allí llamado Gin-Ter, que lo mismo te ponen cenas que copas o la canción de Despacito 30 veces (todos mis respetos a Fabrizio Bernal, porque es el único dj que consigue que yo baile reggeaton).

Antes la vida de ocio veraniego se basaba en la maravillosa RECUA. Según la RAE (Real Academia Española), recua es: conjunto de animales de carga, que sirve para trajinar o multitud de cosas que van o siguen unas detrás de otras. Lo mismo La Recua fue la primera influencer del pueblo, vete tu a saber, pero ahí estaba otro de los personajes ilustres del pueblo, Vito, haciendo de portero infranqueable y de adjunta al cargo su mujer, que daba compañía. Los millenials de ahora no sabrán nunca cuál era el sabor de esa granizada de limón de la Recua un jueves por la noche (pa encarar el fin de semana sanamente) o un domingo, también por la noche (pa curar la resaca). Y me da pena, aunque solo sea por Vito (y su mujer) que no están tan entretenidos.

Antes llegaba agosto y te pegabas por entrar en esa especie de actividades extraescolares de verano, EL ORATORIO DE DON BOSCO. Dos horas en las que tenías que tomar la difícil decisión de a qué talleres acudir, porque claro, si ahora de adultos hacemos cosas para poner en el curriculum, en el Oratorio tenias que fardar de tus habilidades de alguna forma, pero también mejorarlas. Juegos de mesa y baile eran los talleres líderes, juntos con fútbol y el taller para los flojos : hora libre. A la edad de los millenials de nuestro pueblo yo estaba ganando copas (de las que no se beben) y medallas por ganar al mentiroso o a la oca, ahora ponen morritos a la cámara interna del móvil, se fotografían, se ponen un filtro y pa Instagram Stories. Esto creo que es lo que más pena me da.

He reservado para el final lo mejor, quiero hacer una mención especial a otro personajazo del pueblo, no todos los héroes llevan capa y ese es nuestro Jimmy, el del Kebap. Tu a Jimmy te lo encuentras a las 4 de la mañana un sábado en el Gin-Ter, echándose unos bailes y le adviertes: Jimmy, que luego voy eh?, y a las 6 Jimmy te está echando ternera en tu pan de pita, con su lechugita, su cebolla, su tomate y su salsa de yogur, porque Jimmy es así, cuántas vidas habrá salvado Jimmy a lo largo del año con sus durums y kebaps al rescate, Obra Social Jimmy, he visto a muchos regentes de Kebaps irse a Badajoz, pero tu no te vayas Jimmy, quédate en este maravilloso pueblito, al que siempre acabo volviendo porque una se recorre el mundo entero pero es de donde es y está muy orgullosa de ello. Ya te pagaré el durum del otro día, tampoco seas así.

Finalizo con un sonoro: QUE VUELVA CHUCHERIAS CATI.

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