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"Mamá, quiero irme lejos de aquí a estudiar"
JORGE RODRÍGUEZ PÉREZ

"Mamá, quiero irme lejos de aquí a estudiar"

Jorge Rodríguez, poblanchino de nacimiento y que actualmente vive en Sevilla donde estudia Arquitectura, nos retrata la realidad que todos los jóvenes experimentan al marcharse del "nido". Una colaboración sincera, desde una visión personal y abierta.

Rubén Molano

Martes, 20 de septiembre 2016, 21:59

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Son palabras que muchos estudiantes hemos escupido, con decisión, enmarcándolas en un ámbito cegado por las terribles ganas de volar del nido. Rechazamos la rutina, las mismas personas, las mismas acciones, el mismo pueblo. Quizás pensamos en su momento que nuestro hogar no puede aportarnos nada, que se ha apagado, y con ello volamos a otro lugar.

Un arsenal de nuevas oportunidades nos vuelve a cegar. Con la llegada a la ciudad los límites de nuestro entorno se han disuelto y con ello todo lo que despreciábamos. Pero esta ceguera es efímera. Nos resulta insuficiente disponer de unos estudios en los que desempeñar todo nuestro potencial, no nos basta con conocer nuevos rostros y llevar a cabo infinidad de nuevas acciones. Anhelamos todo aquello que despreciábamos, nuestro hogar. Quizás esta toma de contacto con la realidad sea uno de los síntomas de la denominada madurez. Añoramos esa rutina tranquilizadora, los paseos reflexivos a cualquier lugar, el poder vivir sin el tiempo presente. Si es cierto que la escala reducida de un pueblo no te brinda las mismas oportunidades que las magnificadas ciudades, pero sí admite hacer de todo el municipio tu hogar. Como contraposición, la ciudad se escapa de nuestros límites con la consecuencia de no mostrar esa domesticidad que ofrece un pueblo.

En otra instancia, conocer rostros nuevos es un privilegio, aunque resulta inevitable anhelar las amistades que perduran desde la infancia. Quizás no resulte necesario hablar en estas líneas sobre el valor de la amistad y el consecuente daño que incita la distancia, puesto que es un tema que tenemos bastante interiorizado. Cada uno de tus amigos ha volado, todos llevaban dentro esas terribles ganas de volar. Resulta bonito pensar que el lugar al que llamamos hogar sea capaz de crear esas amistades y que actúe además como nexo de unión en la posteridad. Cuando nos sentimos más libres, cuando las novedades que tanto ansiábamos nos dejan respirar, siempre recurrimos a ese nexo que tanto anhelamos y necesitamos.

Para concluir, y hablando siempre desde mi limitada experiencia sobre la vida, recalco que no considero que sea errónea la decisión de estudiar fuera de tu hogar. Resulta incluso necesario abandonar en algún momento de tu vida ese ámbito de comodidad para abarcar nuevas experiencias y cuestionarte determinados aspectos que en tu hogar no se habrían dado. Pero el ser humano es inconformista, desea lo que no tiene y anhela de lo que se ha distanciado. Un pueblo es un tesoro, y como tal resulta necesario apreciarlo.

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